(1505) En el nuevo emplazamiento, los españoles tuvieron
como primer objetivo descubrir nuevas minas de oro: “Las hallaron pronto,
principalmente el Capitán Baltasar de Burgos Antolínez y el Capitán Diego de
Ospina (hijo de Francisco de Ospina), muy expertos en minas. Encontraron uno de
les sitios más ricos que han podido ver los hombres en el mundo, pues de él se
sacaba el oro a puñadas. Voló en breves días la fama de estas riquezas por todas
las poblaciones de la comarca”. Cuando se enteró Alonso de Andújar, Corregidor
de Mariquita, muy próxima a los yacimientos, instaló casi de inmediato, en
noviembre de 1594, un pequeño poblado minero con sesenta casas de madera
fáciles de montar: “Como era tanto el oro que encontraban, los españoles compraban
esclavos negros para trabajar en las minas, de manera que, en dos años, aquel
poblado vino a ser el más rico de su tamaño que había en estas Indias. Hasta el
punto de que los veinte españoles principales del poblado tenían ya más de dos
mil esclavos negros. Y el Capitán Diego de Ospina me dijo un día que, de lo que
había obtenido en poco tiempo, había apartado más de sesenta mil pesos de oro
para los tributos del Rey. Yo estuve allí el año 1613, y vi que hasta los
negros salían beneficiados, pues, con sólo escarbar un poco en el portal de su
casa, obtenían tres reales de oro, y lo disfrutaban niños y mayores, pues parecía que había hecho testamento la
tierra, como ellos decían, y que había repartido con todos ellos sus grandes
riquezas”. Pero esas riquezas eran agotables, y así resultó en pocos años,
dándose, además, la circunstancia de que los esclavos negros, víctimas de
algunas enfermedades, quedaron reducidos a menos de quinientos. Luego pasa el
cronista a hablarnos de los indios colimas, similares a los panches y muzos (de
quienes ya hablamos) en lo que respecta a ferocidad y canibalismo, y muy
diferentes de los muiscas, mucho más civilizados que ellos. Después hace un
curioso comentario sobre las mujeres colimas, de las que dice que eran muy
guapas: “Estas nunca se casaban, pero los indios les tenían tanto respeto, que
ellas eran las que aplacaban las disensiones que había entre las tribus. Cada
uno tenía muchas, con lo cual se evitaba el pecado nefando, que nunca se vio
entre ellos (y en eso se parecían a los muiscas), para lo que ayudaba mucho el
poder tener tantas mujeres como podían sustentar. Cada tribu tenía diversas
ceremonias para los casamientos, y los indios no le daban importancia a que la
mujer de uno se juntara con otro si se lo pagaban”. En la imagen: canibalismo
de los colimas.
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