jueves, 8 de diciembre de 2022

(1901) Luis Lanchero, que pronto se retirará a vivir en Tunja, salió con la misión de someter a los caníbales muzos. A pesar de sus flechas envenenadas, fueron derrotados y FRANCISCO MORCILLO fundó Santísima Trinidad de los Muzos.

 

     (1501) Visto ya el triste final de Juan Rodríguez Suárez, el cronista vuelve a la zona de la ciudad de Santa Fe (la actual Bogotá, capital de Colombia), porque por allí seguían los caníbales muzos creando problemas, sobre todo a los indios muiscas, amigos de los españoles. La Real Audiencia le confió la tarea de someterlos y establecer un poblado al Capitán Luis Lanchero: “Partió para su misión en septiembre del año 1558, y, de camino, se le juntaron el Capitán Benito López de Poveda y algunos soldados. Comenzaron a pelear con los muzos,  y era una gran dificultad el que los indios pusieran en los pasos puntas de madera ocultas entre la maleza y untadas con un veneno, ya que bastaba ser pinchado un poco para morir rabiando en menos de 24 horas. Luego llegaron los muzos, les atacaron en una loma, y allí mataron a algunos españoles y a la mujer de un soldado llamado Juan González de Mentola”. Los españoles trataron dos veces de establecer un poblado, pero, aunque les fue imposible, no renunciaron a hacerlo, y lo consiguieron en un llano que estaba tres leguas más adelante, y, aun así, siguieron rodeados de una multitud de indios: “Tomó posesión del territorio, en nombre del Rey, el Capitán Francisco Morcillo, valentísimo soldado, como lo mostraba en todas las acciones de guerra, y le dio el nombre a la ciudad de Santísima Trinidad de los Muzos. No fueron menores los trabajos que sufrieron los españoles fundada ya su ciudad, pues, constantemente, los indios los cercaban y les forzaban a  ir a otros territorios en busca de provisiones, siendo tan acechados, que jamás hacían alguna salida sin que muriesen soldados por las flechas, o porque los indios envenenaban sutilmente las frutas y causaban muertes horribles. Pero la constancia española, ayudada de algunos bravos perros, que fueron los de más importancia para la guerra en estas provincias, venció la de los indios, los cuales,  viendo lo poco que aprovechaban sus ataques, y cuán firmemente se asentaron los españoles, fueron poco a poco abandonando la lucha. De esta manera, el Capitán iba repartiendo indios entre los encomenderos españoles, pero algunos consideraron que no lo hacía  con justa igualdad”. Este problema de favoritismos era frecuente en Las Indias. En este caso, los agraviados mandaron una queja a la Real Audiencia de Santa Fe, y los Oidores decidieron que fuera a corregir el reparto el Capitán Lope de Orozco, un cordobés vecino entonces de la ciudad de Tunja, y tan prestigioso, que después fue Gobernador de Cartagena y de Santa Marta. Cuando él llegó, el Capitán Lanchero, cansado de trabajos y sinsabores, se retiró a Tunja, que era su residencia habitual.







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