(1501) Visto ya el triste final de Juan
Rodríguez Suárez, el cronista vuelve a la zona de la ciudad de Santa Fe (la
actual Bogotá, capital de Colombia), porque por allí seguían los caníbales
muzos creando problemas, sobre todo a los indios muiscas, amigos de los
españoles. La Real Audiencia le confió la tarea de someterlos y establecer un
poblado al Capitán Luis Lanchero: “Partió para su misión en septiembre del año 1558, y, de
camino, se le juntaron el Capitán Benito López de Poveda y algunos soldados.
Comenzaron a pelear con los muzos, y era
una gran dificultad el que los indios pusieran en los pasos puntas de madera
ocultas entre la maleza y untadas con un veneno, ya que bastaba ser pinchado un
poco para morir rabiando en menos de 24 horas. Luego llegaron los muzos, les
atacaron en una loma, y allí mataron a algunos españoles y a la mujer de un
soldado llamado Juan González de Mentola”. Los españoles trataron dos veces de
establecer un poblado, pero, aunque les fue imposible, no renunciaron a hacerlo,
y lo consiguieron en un llano que estaba tres leguas más adelante, y, aun así,
siguieron rodeados de una multitud de indios: “Tomó posesión del territorio, en nombre del
Rey, el Capitán Francisco Morcillo, valentísimo soldado, como lo mostraba en
todas las acciones de guerra, y le dio el nombre a la ciudad de Santísima
Trinidad de los Muzos. No fueron menores los trabajos que sufrieron los
españoles fundada ya su ciudad, pues, constantemente, los indios los cercaban y
les forzaban a ir a otros territorios en
busca de provisiones, siendo tan acechados, que jamás hacían alguna salida sin
que muriesen soldados por las flechas, o porque los indios envenenaban
sutilmente las frutas y causaban muertes horribles. Pero la constancia
española, ayudada de algunos bravos perros, que fueron los de más importancia
para la guerra en estas provincias, venció la de los indios, los cuales, viendo lo poco que aprovechaban sus ataques, y
cuán firmemente se asentaron los españoles, fueron poco a poco abandonando la
lucha. De esta manera, el Capitán iba repartiendo indios entre los encomenderos
españoles, pero algunos consideraron que no lo hacía con justa igualdad”. Este problema de
favoritismos era frecuente en Las Indias. En este caso, los agraviados mandaron
una queja a la Real Audiencia de Santa Fe, y los Oidores decidieron que fuera a
corregir el reparto el Capitán Lope de Orozco, un cordobés vecino entonces de
la ciudad de Tunja, y tan prestigioso, que después fue Gobernador de Cartagena
y de Santa Marta. Cuando él llegó, el Capitán Lanchero, cansado de trabajos y
sinsabores, se retiró a Tunja, que era su residencia habitual.
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