(1503) Lo que cuenta el cronista
Fray Pedro Simón (en su extenso y trabajado texto) puede suponerse redactado
hacia el año 1620, unos sesenta después de que ocurrieran los hechos. Da un
dato frecuente en Las Indias, la enorme disminución del número de nativos; pero
se olvida de decir que una de las principales causas fueron las epidemias: “De
la inmensidad de indios muzos y colimas que había cuando se entró a conquistar
el territorio en que se fundó ‘La Santísima Trinidad de los Muzos’ , solo
quedan ahora unos mil quinientos escasos, que, tras ser pacificados, se ocupan principalmente
en las minas de las esmeraldas”. Dice también que ambas tribus, con su valentía
y crueldad, habían expulsado de allí a los muiscas a una zona más llana y fría.
Pero, cerca de ‘Santísima Trinidad de los Muzos’, los muiscas habían tenido que
abandonar dos templos muy queridos para ellos. Y cuenta el cronista: “De
noche y ocultos, iban allí para adorar a
sus ídolos, pero, muchas veces, esto no
lo hacían con suficiente secreto, de manera que caían en manos de los muzos,
los cuales se los comían como carneros”. Luego añade que los españoles, al ver
que los muiscas abandonaron su peligrosa costumbre, intentaron trasladar los
templos a tierras seguras, pero no pudieron porque el lugar era inaccesible. Y
sigue contando Fray Pedro: “Había ocurrido antes que, junto a la ciudad de
Mariquita, se fundó otra, llamada Victoria, más tarde abandonada, en la cual no
hubo posibilidad de conceder indios a todos, en parte porque algunos soldados
vendieron sus encomiendas, como de
ordinario acontece en las nuevas poblaciones. Uno de ellos era el Capitán
Francisco de Ospina, hombre de gallardo ánimo y bríos, que los había mostrado
en servicio del Rey, militando muchas veces en conquistas y descubrimientos de
este Reino, natural de España, alavés de la villa de Salinas de Añana (Alava),
conocido hidalgo”. Había noticias de lo que se podía encontrar más adelante, y
se le confió a Francisco de Ospina una salida con cuarenta hombres hacia el
norte, todos llenos de esperanza. Como de costumbre, no faltaron duros combates
con los indios que encontraban por el camino, pero nada impidió que Ospina
estableciera un embrión de poblado al que le puso el nombre de Nuestra Señora
de los Remedios: “No era un sitio muy apropiado, sino más bien parecía que la
intención de Francisco de Ospina era solamente tomar allí descanso, dando por
supuesto que encontraría cerca otro lugar mejor. Esto ocurrió el día 15 de
diciembre del año 1560”. En la imagen vemos Salinas de Añana (Alava), con sus
secaderos de sal, lugar del origen de FRANCISCO DE OSPINA y de su noble linaje.
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