domingo, 11 de diciembre de 2022

(1903) Habla el cronista de que, para el año 1620, quedaban muy pocos indios muzos, ya pacificados. Pero anteriormente peleó contra ellos el vasco Francisco de Ospina para descubrir nuevas tierras e impedir su canibalismo.

 

    (1503) Lo que cuenta el cronista Fray Pedro Simón (en su extenso y trabajado texto) puede suponerse redactado hacia el año 1620, unos sesenta después de que ocurrieran los hechos. Da un dato frecuente en Las Indias, la enorme disminución del número de nativos; pero se olvida de decir que una de las principales causas fueron las epidemias: “De la inmensidad de indios muzos y colimas que había cuando se entró a conquistar el territorio en que se fundó ‘La Santísima Trinidad de los Muzos’ , solo quedan ahora unos mil quinientos escasos, que, tras ser pacificados, se ocupan principalmente en las minas de las esmeraldas”. Dice también que ambas tribus, con su valentía y crueldad, habían expulsado de allí a los muiscas a una zona más llana y fría. Pero, cerca de ‘Santísima Trinidad de los Muzos’, los muiscas habían tenido que abandonar dos templos muy queridos para ellos. Y cuenta el cronista: “De noche y ocultos,  iban allí para adorar a sus ídolos,  pero, muchas veces, esto no lo hacían con suficiente secreto, de manera que caían en manos de los muzos, los cuales se los comían como carneros”. Luego añade que los españoles, al ver que los muiscas abandonaron su peligrosa costumbre, intentaron trasladar los templos a tierras seguras, pero no pudieron porque el lugar era inaccesible. Y sigue contando Fray Pedro: “Había ocurrido antes que, junto a la ciudad de Mariquita, se fundó otra, llamada Victoria, más tarde abandonada, en la cual no hubo posibilidad de conceder indios a todos, en parte porque algunos soldados vendieron sus encomiendas,  como de ordinario acontece en las nuevas poblaciones. Uno de ellos era el Capitán Francisco de Ospina, hombre de gallardo ánimo y bríos, que los había mostrado en servicio del Rey, militando muchas veces en conquistas y descubrimientos de este Reino, natural de España, alavés de la villa de Salinas de Añana (Alava), conocido hidalgo”. Había noticias de lo que se podía encontrar más adelante, y se le confió a Francisco de Ospina una salida con cuarenta hombres hacia el norte, todos llenos de esperanza. Como de costumbre, no faltaron duros combates con los indios que encontraban por el camino, pero nada impidió que Ospina estableciera un embrión de poblado al que le puso el nombre de Nuestra Señora de los Remedios: “No era un sitio muy apropiado, sino más bien parecía que la intención de Francisco de Ospina era solamente tomar allí descanso, dando por supuesto que encontraría cerca otro lugar mejor. Esto ocurrió el día 15 de diciembre del año 1560”. En la imagen vemos Salinas de Añana (Alava), con sus secaderos de sal, lugar del origen de FRANCISCO DE OSPINA y de su noble linaje.




No hay comentarios:

Publicar un comentario