viernes, 16 de diciembre de 2022

(1909) El bravo indio colima le arrancó un ojo a un soldado, dejó sin un dedo a otro, y casi sin testículos a un tercero. El Rey le concedió autorización a Gonzalo Jiménez de Quesada para ir a la loca aventura de El Dorado.

 

     (1509) El bravo indio Apidama se vio neutralizado por los tres españoles, pero no se rindió: “Viéndose retenido, comenzó a forcejear para soltarse. A Alonso de Mejía, metiéndole el dedo por un ojo se lo  arrancó, y, a Pedro de Castiblanco, le asió tan fuertemente de los testículos, que el dolor le obligó a aflojar los brazos y soltarlo. Quedando ya a solas con el tercero, que era el canario Bartolomé de Mireles, se portó tan valerosamente, que, aunque el Mireles le cegó los ojos dándole una cuchillada, no se libró de que el indio le cogiese un dedo con la boca y se lo cortase. Con la rabia que le produjo el dolor, Mireles le dio tantas puñaladas, que lo mató. De manera que los tres españoles quedaron marcados, ya que Castiblanco anduvo el resto de su vida lisiado de la parte donde le asió”. Nos cambia de tema el cronista Fray Pedro Simón, y empieza a hablarnos de un nuevo proyecto de GONZALO JIMÉNEZ DE QUESADA, el gran conquistador al que llevaba tiempo sin mencionar: “No se le quitaban los valientes deseos que tenía el Mariscal Don Gonzalo Jiménez de Quesada de añadir nuevos descubrimientos a los extraordinarios que ya había hecho en el Nuevo Reino de Granada. El año 1560 decidió pedir permiso a la Real Audiencia de Santa Fe para ir  a conquistar en las que habían sido llamadas provincias de El Dorado”. Como ya sabemos, todas las expediciones que fueron a aquellas tierras fracasaron, pero, de regreso, los españoles seguían afirmando que allí había muchas oportunidades de grandes éxitos, minas de oro incluidas. Al Rey, a pesar del despilfarrador comportamiento que Quesada había tenido recientemente en España, le encantó que estuviera dispuesto a capitanear esa  peligrosa aventura. Concedido un amplio permiso, el Rey le encargó a los Oidores de Santa Fe que negociaran con Quesada una detallada lista de condiciones. Fueron establecidas el 21 de julio de 1569, y, entre otras cosas, se disponía lo siguiente: Quesada tenía que llevar unos 500 hombres, 8 religiosos, provisiones, caballos y ganado, todo ello por su  cuenta. Se obligaba a fundar poblaciones, y también a, en el plazo de cuatro años, establecer fuertes, enviando entonces otros 500 hombres, siendo casados cuantos pudiese, más 500 esclavos negros, hombres y mujeres. Se le concedería ser Gobernador de toda la demarcación y Marqués de las tierras que conquistase. Durante diez años, él y sus hombres solo pagarían como tributo del Rey un diezmo de las minas de oro y piedras preciosas que hallasen (normalmente se pagaba  un quinto del botín obtenido). En la imagen vemos la placa puesta en la calle que le han dedicado los madrileños.




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