(1500) Huyendo de la exagerada orden de
apresamiento y pena de muerte dictada por los Oidores de la Audiencia de Santa
Fe, JUAN RODRÍGUEZ SUÁREZ y varios aliados suyos se trasladaron a Trujillo
(Venezuela), cuya jurisdicción dependía
de la de Santo Domingo. En dicha
ciudad fueron muy bien acogidos, especialmente por parte de su viejo
amigo el capitán Diego García de Paredes (como ya sabemos, hijo del famoso
‘Sansón de Extremadura’). A pesar de las reclamaciones de la Audiencia de Santa
Fe, los vecinos de Trujillo se negaron a entregarlos, creando así en América la
base para el derecho al asilo político. Después de este incidente, Juan
Rodríguez Suárez se incorporó, a finales de junio de 1561, a las tropas que
tenían como objetivo conquistar y establecer poblaciones en el territorio de
los belicosos indios caracas, que estaba situado en la zona costera de
Venezuela. En un principio, la campaña de pacificación llevada en aquel lugar
se inauguró de forma esperanzadora, en parte porque quien iba al mando de las
tropas era un capitán mestizo, Juan Fajardo, que se entendía muy bien con los
nativos. Sin embargo, Juan Rodríguez
andaba peleando con el cacique Guaicaipuro, quien fingió desear la paz.
Creyendo que lo decía en serio, abandonó el lugar minero en que se encontraba y
partió para reunirse con Juan Fajardo. El traidor cacique aprovechó su
ausencia, y atacó los barracones, matando a todos los que allí estaban,
incluidos tres hijos pequeños de Juan
Rodríguez. Enterado de la desgracia, regresó al lugar, y,
sobreponiéndose para darles una lección a los indios, estableció allí la villa
de San Francisco. Y, a diferencia de lo que le ocurrió con la ciudad de Mérida,
pudo proporcionar sin problemas legalidad a la fundación. Así nació lo que
luego sería Caracas, la futura capital venezolana. No obstante, la fatalidad
más siniestra le alcanzó después. El 29 de agosto de 1561, el rebelde y
trastornado Lope de Aguirre huía con sus fanáticos aliados hacia Barquisimeto
(Venezuela), tras haber recorrido todo el Amazonas. Por donde pasaban, con el
loco sueño de apoderarse del virreinato de Perú, dejaban un rastro de sangre
española. Juan Rodríguez Suárez iba a su encuentro con varios soldados
para poner fin a esa rebelión, pero, antes de alcanzarlos, fueron cercados por
unos indios rebeldes, los cuales, después de tres días de batalla, mataron a
JUAN RODRÍGUEZ SUÁREZ y a sus soldados a finales de septiembre del año 1561. Esta
tragedia no le sirvió de nada a Lope de
Aguirre, pues, como ya vimos, fue precisamente DIEGO GARCÍA DE PAREDES quien lo apresó y ejecutó un mes después en
Barquisimeto, el día 27 de octubre.
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