(1039) Inca Garcilaso va a a mencionar
misioneros fallecidos, pero hace previamente una breve alusión a conquistadores
que también acabaron de mala manera: "Y, hablando primero de los seglares,
diré que el primer cristiano que murió en esta conquista (falleció en La
Habana el año 1521, tras volver gravemente herido) fue Juan Ponce de León,
primer descubridor de la Florida, caballero natural de León, que en sus niñeces
fue paje de Pedro Núñez de Guzmán, señor de Toral. Murieron asimismo todos los
que con él fueron, que, según salieron heridos de mano de los indios, no escapó
ninguno. No se pudo averiguar el número de ellos, pero eran más de ochenta
hombres. Luego fue (el oidor) Lucas Vázquez de Ayllón (compañero del
oidor Juan Ortiz de Matienzo, sobrino de Sancho Ortiz de Matienzo), que
también murió a manos de los de La Florida, con más de doscientos y veinte
cristianos de los que llevó consigo. Después de Lucas Vázquez de Ayllón, fue
Pánfilo de Narváez con cuatrocientos españoles, de los cuales no escaparon más
de cuatro (entre ellos, el gran Álvar
Núñez Cabeza de Vaca). Los demás murieron, unos a manos de los
enemigos y, otros, ahogados en la mar, y
los que escaparon de la mar murieron de pura hambre. Diez años después de
Pánfilo de Narváez fue a la Florida el Adelantado Hernando de Soto, y llevó mil
españoles de todas las provincias de España, falleciendo más de setecientos. De
manera que pasan de
mil y cuatrocientos cristianos los que hasta aquel año han muerto en aquella
tierra con sus caudillos (se dan
cifras más reducidas, pero sin demasiadas diferencias)".
Inca
Garcilaso nos va a recordar ahora a los clérigos fallecidos, y, con este último
apartado, dará fin a su extensa obra, que ha tenido la virtud de dejar un
recuerdo imborrable de la azarosa y heroica campaña de La Florida, capitaneada
por HERNANDO DE SOTO, un hombre excepcional que lo perdió todo, resultando
imposible que volviera a encontrarse con Isabel de Bobadilla, su extraordinaria
mujer: "Nos queda por hablar de los
sacerdotes y religiosos que han muerto en La Florida. Se tiene noticia de los
que fueron con Hernando de Soto y de los que partieron después, porque ni de
los que fueron con Juan Ponce de León ni de los que fueron con Lucas Vázquez de
Ayllón ni con Pánfilo de Narváez hay memoria en los escritos, como si no hubieran
existido. Con Hernando de Soto fueron doce sacerdotes. Ocho eran clérigos y
cuatro frailes. Cuatro de los clérigos murieron el primer año que entraron en
la Florida, y no se hizo memoria de sus nombres. Dionisio de París, francés
natural de la gran ciudad de París, y Diego de Bañuelos, natural de la ciudad
de Córdoba, ambos clérigos, y fray Francisco de la Rocha, fraile de la
advocación de la Santísima Trinidad, natural de Badajoz, murieron de enfermedad
en vida del gobernador Hernando de Soto, pues, como no tenían médico ni botica,
si la naturaleza no curaba al que caía enfermo, no tenía remedio. Los otros
cinco, que son Rodrigo de Gallegos, natural de Sevilla, Francisco del Pozo,
natural de Córdoba, clérigos sacerdotes, fray Juan de Torres, natural de
Sevilla, de la orden del seráfico padre San Francisco, fray Juan Gallegos,
natural de Sevilla, Fray Luis de Soto, natural de Villanueva de Barcarrota,
ambos de la orden del divino Santo Domingo, y todos ellos de buena vida y
ejemplo, murieron después del fallecimiento del gobernador Hernando de Soto. Los
cuales, mientras vivieron, hicieron su oficio muy como religiosos, confesando y
animando a bien morir a los que fallecían, y adoctrinando y bautizando a los
indios que permanecían en el servicio de los españoles".
(Imagen) Inca Garcilaso ya nos ha
facilitado nombres de misioneros muertos en La Florida, pero dedicará, el poco
espacio que le queda para el final de su crónica, a recordar a otros que
sucumbieron posteriormente (de los que ya hablamos): "Después, el año 1549,
fueron a la Florida cinco frailes de la orden de Santo Domingo sin llevar gente
de guerra, por no escandalizar a aquellos indios. Mas ellos no quisieron oír la
doctrina cristiana, y, en cuanto tres de ellos pisaron tierra, los mataron con
crueldad, muriendo entre ellos el buen padre fray Luis Cáncer de Barbastro, que
era su prior. El año 1566 pasaron a la Florida tres religiosos jesuitas. El que
iba por superior era Pedro Martínez, natural de una aldea de Teruel, y, cuando
bajó a tierra, lo mataron los indios. Dos compañeros que llevaba, el uno
sacerdote, llamado Juan Rogel, y el otro, hermano, llamado Francisco Villa
Real, se retiraron a La Habana bien lastimados de no haber podido enseñar la
doctrina cristiana a aquellos gentiles. El año 1568 fueron a la
Florida ocho religiosos, también jesuitas, dos sacerdotes y seis hermanos. El
que iba por superior se llamaba Bautista de Segura, natural de Toledo, y el
otro sacerdote era Luis de Quirós, natural de Jerez de la Frontera. Los nombres
de los seis hermanos son los que se siguen: Juan Bautista Méndez, Gabriel de
Solís, Antonio Zaballos, Cristóbal Redondo, Gabriel Gómez y Pedro de Linares,
los cuales llevaron en su compañía a un cacique indio natural de la Florida. Ocurrió
que el Adelantado Pedro Menéndez de Valdés fue a la Florida tres veces desde el
año 1563 hasta el 1568. Del segundo viaje trajo a España siete indios, bautizándose
todos acá, pero seis murieron en breve tiempo". Ya vimos que el indio que sobrevivió
era el que volvió a La Florida con los jesuitas, y aparentando querer ordenarse
sacerdote, pero se fugó para juntarse con su tribu y participó en el asesinato
del jesuita Luis de Quirós y de los otros seis hermanos jesuitas que lo
acompañaban. Y CON LAS SIGUIENTES PALABRAS TERMINA EL GRAN ESCRITOR INCA
GARCILASO DE LA VEGA su crónica llamada LA FLORIDA DEL INCA: "Fueron en
total veinticuatro los religiosos que murieron en La Florida hasta el año 1568,
más los mil cuatrocientos españoles que fallecieron antes, y es de esperar que,
tierra que tantas veces ha sido regada con tanta sangre de cristianos, haya de
fructificar conforme al riego de la sangre católica que en ella se ha
derramado. La gloria y honra se dé a Dios Nuestro Señor, Padre, Hijo y Espíritu
Santo, tres personas y un solo Dios verdadero. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario