(108) –Qué
espectáculo, coleguita: Narváez y Garay con Cortés.
-Tres grandes personajes, querido Sancho, uno rebosante de gloria, y los
otros dos con el orgullo malherido, pero todos caballerosos; aunque el fondo
del alma de Cortés era un misterio. Oigamos a Bernal: “Y llegado que fue a
México Garay, el mismo Cortés y muchos caballeros salieron a recibirle, y Garay
iba asombrado de ver tantas ciudades, y especialmente por la de México”. Le
habló a Hernán de su mala fortuna y le pidió ayuda. “Cortés se ofreció de muy
buena voluntad y se habló de casar una
hija suya, que se llamaba Catalina Pizarro, que era niña (tendría 9 años y
nació fuera de matrimonio), con un hijo de Garay, que venía como capitán en la
armada; y también le prometió ayudarle para que fuese a poblar donde el río de
Palmas. Y con estos prometimientos, Garay estaba muy alegre”. Puesto que luego
hubo otro sospechoso enigma, Bernal anticipa una muestra de confianza en
Cortés: “Yo tengo por cierto que así como lo había capitulado y ordenado, lo
cumpliera”. Garay se quedó en casa de un
amigo, “porque Cortés estaba haciendo sus palacios, tan grandes y con tantos
patios que parecían el Laberinto de Grecia. Como estaba en México Pánfilo de
Narváez vino a ver a Garay, y abrazándose el uno al otro, se pusieron a hablar
de sus trabajos y desdichas; y Narváez, medio riendo le dijo: ‘Hanme dicho que
solía decir vuestra merced a sus capitanes que pelearan muy bien con los
soldados de Cortés, para que no les tomaran descuidados como tomaron a Narváez.
Pues sabed que nunca me han vencido descuidado, y que no ha habido en el mundo
otro hombre más venturoso que Cortés, que lo ha sido como Octaviano, y en el
vencer, como Julio César, y en el trabajar en las batallas, más que Aníbal’. A
lo que respondió que en sus obras se veía. Luego Garay suplicó a Cortés que le
diese licencia a Narváez para volver a Cuba con su mujer, que estaba rica de
minas. Cortés lo concedió, y le ayudó con dos mil pesos”. Pero hay heridas que
cierran en falso: más tarde Narváez, ya en España, testificó contra Cortés.
¿Qué fue de Garay, daddy?
-Otro misterio, peque: “La noche de Navidad
de 1523, después de maitines, almorzaron Cortés y Garay con mucho regocijo, y después de una hora, con el
aire que le dio a Garay, que ya estaba mal dispuesto, le dio dolor de costado
con grandes calenturas. ¿Y?
Cortés, irremediablemente, provocaba
envidias. Pero sus abusos dieron origen al odio; y el odio de sus enemigos se
cebó en él buscándole la ruina en virulentos procesos; y los procesos
incidieron principalmente en posibles asesinatos. Nadie le tenía más ganas que
mi sobrino, el oidor Juan Ortiz de Matienzo, deseoso de degollarlo, a ser
posible con cuchillo herrumbroso y mellado, y en sus manos estaba la
instrucción judicial. Pero también de estas guerras salió bien librado. De
sobra conocía Bernal todas las habladurías contra su gran jefe; pero solo le
criticaba en cosas probadas. Una de las acusaciones contra Cortés fue la de
haber envenado a Garay. Bernal, después de decir que se había puesto malo,
reduce su versión a esto: “Mandaron los médicos sangrar y purgar a Garay, y desde
que vieron que arreciaba el mal, le dijeron que se confesase e hiciese
testamento. Dejó por albacea a Cortés (prueba
evidente de que le tenía confianza), y a los cuatro días de tener el mal,
dio el alma a Nuestro Señor, que la crio. Y esto tiene la tierra de México, que en tres o cuatro días morían de
aquel mal de costado muchos de nuestros soldados en Texcoco y Coyoacán. Pues ya
muerto Garay –perdónele Dios, amén- le hicieron muchas honras en el
enterramiento, y Cortés y otros caballeros se pusieron de luto. Y como algunos
maliciosos estaban muy mal con Cortés, decían que le había dado rejalgar (arsénico) en el almuerzo, y fue gran
maldad decirlo, porque ciertamente de su muerte natural murió, porque así lo
juraron sus médicos (probablemente en el
juicio posterior)”.
(Foto 1ª.- Francisco de Garay se merece
una extensa biografía, y es injusto que no la tenga. Llegó a Indias nada menos
que el año 1493, en el segundo viaje de
Colón. Se hizo tan rico que construyó la primera casa de piedra del Nuevo
Mundo, en Santo Domingo: la de la foto, conocida como Casa del Cordón. Foto 2ª.-
Ese adorno, que contradictoriamente representaba la pobreza y la humildad
franciscanas, se hizo muy popular en los palacios de la época: basta recordar
la maravillosa Casa del Cordón que construyeron en Burgos los poderosos
Velasco).
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