(57) – Es tan
triste, fiel compañero, como “El último emperador”.
-Veramente, caro patriarca: Moctezuma parecía un muñeco articulado en
manos de los españoles, lo mismo que le ocurrió al heredero de la milenaria
dinastía china con los japoneses. Los mexicanos se habían quedado sin cabeza, y
los caciques hacían intentos desesperados para romper la tela de araña,
entorpecidos por sus propios conflictos internos y las ambiciones de poder de
los más aristocráticos. Por encima de los cuales, destacaba uno: Cacamatzín,
señor de Texcoco y sobrino de Moctezuma. “Y cuando este supo que andaba convocando
a todos los caciques para darnos guerra y soltarle a él, como el Moctezuma era
cuerdo y no quería ver la ciudad puesta en armas, se lo dijo a Cortés, que ya
lo sabía, mas no por tan entero; y nuestro capitán envió a decir a Cacamatzín
que se quitase de revolver guerra, y que le quería tener por amigo. Y le
contestó que no quería oír más esas palabras de halagos con las que prendió a
su tío”. Haciendo buenas las teorías de Maquiavelo sobre el eterno mecanismo
manipulador que hace andar la política, Cacamatzín elaboraba soflamas astutas,
y se dirigió a un corro de caciques diciendo verdades como puños mezcladas con
hipotéticas recompensas, igualito, igualito que el mismísimo Cortés: “Comenzó a
bravear diciendo que nos mataría en cuatro días, e que su tío era una gallina;
y les prometió que si se quedaba con el señorío de México, les habría de hacer
grandes señores, les dio muchas joyas de oro y les dijo que tenía ya de su
parte a sus primos, los señores de Coyoacán, Iztapalapa y Tacuba. Y cuando el
gran Moctezuma se enteró, recibió mucho enojo y llamó a seis de sus capitanes
para que fueran a prenderle al Cacamatzín y a los que eran de su consejo, y así
lo hicieron, trayéndoles a México. Luego Cortés fue al aposento de Moctezuma y
le agradeció tamaña merced, y se dio orden de que se alzase por rey de Texcoco
a un mancebo que estaba con Moctezuma, que también era su sobrino, hermano de
Cacamatzín, que estaba allí por temor de que este le matase, y los principales
le alzaron por rey de aquella gran ciudad, y luego se llamó don Carlos (bautizo
mediante). Y Cortés atrajo a Moctezuma para que prendiese a los demás
reyezuelos y parientes suyos que estaban en la conjura, y en ocho días
estuvieron presos. Miren los curiosos lectores cómo andaban nuestras vidas,
tratándose de matarnos cada día y comer nuestras carnes”. Sigue, reve, que hoy
he estado muy ‘chupón’.
- Desactivado el intento de rebelión de Cacamatzín y sus ‘palmeros’
(para variar, sin ser ejecutados), Cortés disfrutó de haber resuelto el enésimo
problema volviendo a la vida tranquila y al compadreo amistoso con Moctezuma,
al que visitaba respetuosamente a diario y le hacía las veladas agradables. Pero
una araña no puede dejar de urdir su tela. De hecho, aunque lo tenía
completamente a su merced, había que formalizar protocolariamente su vasallaje
y el de sus propios vasallos. Y se lo exigió, “porque así se tiene por
costumbre, que es necesario dar la obediencia antes que los tributos; y el
Moctezuma juntó a los más de los caciques, sin estar Cortés delante, salvo el
paje Orteguilla”. Les expuso un revoltijo de argumentos a la española y a la
mexicana. Lo que cuenta después Bernal es un drama histórico: “E desde que
oyeron este razonamiento todos dijeron que harían lo que mandase, con lágrimas
y suspiros, y el Moctezuma mucho más. Y luego mandó a decir que al otro día
darían la obediencia y vasallaje a Su Majestad. E de esta manera, delante de
Cortés, de nuestros capitanes y muchos soldados, y Pedro Hernández, secretario
de Cortés, Moctezuma y sus caciques dieron la obediencia a Su Majestad, con
mucha tristeza que mostraron, y el Moctezuma no pudo sostener las lágrimas.
E queríamoslo tanto, que a nosotros, de
verle llorar, se nos enternecieron los ojos. Y soldado hubo que lloraba tanto
como Moctezuma, por el amor que le teníamos”. Duro e implacable como la vida
misma. Amén.
(Imagen de la película “El último emperador”: El divino jerarca
convertido por los japoneses en un príncipe de opereta a su servicio).
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