LAS GUERRAS CIVILES DE PERÚ
(Imagen) Para comenzar a sumergirnos en
las aguas empantanadas de las GUERRAS CIVILES DE PERÚ, nada mejor que preparar
un pequeño homenaje a aquellos tipos llenos de bravura que hicieron cosas
extraordinarias, lanzándose a una de las aventuras más asombrosas de la humanidad.
La mayor parte de los protagonistas eran extremeños. El excepcional rey Carlos
V escogió esa zona para esperar que la muerte acogiera sus cansados huesos.
Estuvo muy enamorado de su mujer, Isabel de Portugal. Cuando ella murió, nunca
volvió a casarse, pero vivió una intensa relación con la alemana Bárbara Blomberg, de la que nació un hijo de enorme
valía y prematuramente muerto, Don Juan de Austria. Años después, Carlos V lo
reconoció como hijo en un escrito oficial, haciendo referencia a él con el
nombre que llevó durante muchos años: “Estando yo en Alemania, después que enviudé,
tuve un hijo natural de una mujer soltera, el cual se llama Gerónimo».
Fallecido Carlos V, la vida de la bella Bárbara fue muy ajetreada, sobre todo
en amores. Tanto Felipe II como Don Juan de Austria deseaban que se recluyera
en un convento, pero ella consiguió evitarlo. Con mucho sentido del humor, los
extremeños han registrado una cerveza que lleva su nombre (la de la imagen),
con el sugerente lema de LA PASIÓN DE CARLOS V. Abriré una botella rememorando
a todos aquellos héroes que tanta grandeza alcanzaron y tan olvidados han
quedado.
(269) Empezamos ahora el relato de la
segunda parte de la conquista de Perú, en la que se narra el triste, tenebroso
y lamentable espectáculo de LAS GUERRAS CIVILES. Como en todas las historias de
las Indias, los españoles derrocharon valor en situaciones desesperadas, pero
todo ello empapado en las miserias que son parte integrante de los
enfrentamientos entre quienes fueron compañeros de armas, amigos, o incluso
hermanos: odios, venganzas, crueldad, traiciones y ejecuciones implacables. A
lo que hay que añadir que en diversos períodos se hizo manifiesta una clara
rebeldía contra la Corona Española. Lo que demuestra hasta qué punto las
pasiones se descontrolaron, ya que solamente un ciego podía creer que era
posible vencer al emperador. Los sublevados ganaron batallas, pero no estaba a
su alcance la victoria definitiva. El destino de los rebeldes fue siempre el
mismo en las Indias. Aunque la lucha
durara años, había algo inevitable: más tarde o más temprano, eran descabezados
(literalmente).
Como dije, recurriré principalmente en gran parte de la narración al maravilloso
cronista PEDRO CIEZA DE LEÓN. Él inicia su texto contando algo que ya vimos,
pero creo que nos vendrá bien para recordarlo bajo su punto de vista; nos
servirá, además, para entender mejor los
hechos que desencadenaron las guerras civiles. Me ha sorprendido también Cieza
porque, al tratarse ahora de sus libros posteriores, su estilo, que ya era
extraordinario, ha mejorado con la práctica, y hasta ha perfeccionado las
habilidades de investigador ‘periodístico’ que había lucido en sus obras
anteriores. Asombra pensar en lo que logró hacer este hombre, como soldado y
como escritor, en tan solo 34 años de vida.
Titula Cieza su primer tomo de la Guerras
Civiles como GUERRA DE LAS SALINAS, aunque hubo una batalla previa, la de
ABANCAY, que también va a contar. Dado que toda la historia de la conquista de
Perú está llena de acontecimientos y personajes, resulta muy útil cruzar las
versiones de los cronistas para aclarar aspectos, e incluso para obtener una
visión aceptablemente objetiva de los hechos y de las responsabilidades que
tuvieron sobre los mismos los principales protagonistas. Serán muy
interesantes, por ejemplo, los textos de Inca Garcilaso de la Vega, Don Alonso
Enríquez de Guzmán y Pedro Pizarro (pariente del gran Francisco Pizarro), a
quienes ya conocemos.
Empieza Pedro Cieza de León poniéndonos en
situación y anticipando lo que va a ocurrir: “Daré noticia de lo que contiene
esta primera guerra, la de las Salinas. Venido de Chile Don Diego de Almagro,
entró en el Cuzco por la fuerza de las armas, e prendió a Hernando Pizarro, que
era en la ciudad lugarteniente del Gobernador Don Francisco Pizarro, e saliendo
del Cuzco, fue al puente de Abancay y desbarató e apresó a Alonso de Alvarado;
y hubo tratos ente ambos gobernadores, hasta que, estando libre Hernando
Pizarro, se encendió más la guerra, y con la gente que cada uno pudo juntar, se
dio la batalla de las Salinas”.
(Imagen) PEDRO CIEZA DE LEÓN
nos va a servir como cronista central de las guerras civiles de Perú. Veremos
que las cuenta con sencillez, emoción y eficacia. Es increíble que pudiera ser
soldado y al mismo tiempo dar a luz su
gran obra, “robando horas al sueño”, como decía él. Tenía un pequeño problema en ese gran proyecto. Para
dar una visión de conjunto, se veía obligado a interrumpir el hilo de las
guerras civiles porque al mismo tiempo sucedían otros acontecimientos muy
importantes, y, siempre tan caballeroso, le pedía disculpas al lector. Era muy consciente de que quizá a los lectores no les
gustase que abandonara momentáneamente el tema principal, y con su habitual
amabilidad les ruega, a los de su tiempo y a los futuros, que le comprendan,
pues se muestra convencido (¡qué razón
tenía!) de que su crónica sería imperecedera: “No me culpe el lector de que
haga digresión de las guerras civiles para contar otros acontecimientos, como
el de las luchas contra los indios que hubo al mismo tiempo, pues era necesario
para seguir el orden que llevo en mis libros. Si miran mi intención, no me
culparán, pues es necesario contar las cosas que pasaron entre una guerra y
otra, para que no haya confusión. E a los que viven en el tiempo presente, e a
los que han de nacer, ruego que reciban mi humildad y llaneza de estilo con
amor, mirando que soy tan ignorante que mi débil juicio no me parecía capaz de
salir adelante con obra tan grande”. ¡Y vaya si salió..!
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