lunes, 26 de noviembre de 2018

(Día 685) Alonso de Alvarado, tras enterarse de que Almagro ha tomado el Cuzco, apresando a Hernando y Gonzalo Pizarro, prepara su defensa junto al río Abancay. Deseando vengarse, Pedro de Lerma consigue aliados, y envía un mensaje a Almagro indicándole una parte del río por la que le podrán ayudarle a pasarlo.


Recordemos que el cronista Pedro Pizarro estaba entre los apresados por Almagro en el Cuzco. Va a contar las cosas escuetamente, pero su información es interesante. Anoto unos datos aportados por él que enlazan con lo anterior de Cieza: “Alonso de Alvarado llegó a Cochacaxa y  al río Abancay, que está a unas veinte leguas del Cuzco, no pudiendo ser vadeado en invierno, y, en verano, con trabajo. Aquí supo Alonso de Alvarado de la entrada de Almagro en el Cuzco y de la prisión  de Hernando Pizarro, por lo que se detuvo en Cochacaxa, que está en lo alto de un cerro y tiene una llanada pequeña, desde donde baja una cuesta de casi una legua hasta el río de Abancay. Dejando el real y gente en lo alto, bajó al puente de Abancay, y aquí hizo una albarrada, y se quedó guardando este paso con más gente de guerra. Ordenó a cincuenta de a caballo que fuesen a dar aviso al Marqués Don Francisco Pizarro de lo sucedido”.
     Unos y otros, a través de los indios, recibían información de lo que estaba pasando. De esa manera, también Almagro supo que Alonso de Alvarado estaba asentado muy cerca del Cuzco. La inquietud en ambos bandos era enorme, sobre todo por la posibilidad de un trasvase de desertores, una baza que estaban jugando tanto Almagro como Hernando Pizarro, quien consiguió enviarle una carta a Alonso de Alvarado para reforzar su lealtad y la de los hombres bajo su mando haciéndoles ver que Almagro había ocupado el Cuzco sin respetar la tregua que tenían establecida. La mayor inquietud para Alvarado era que el gran capitán Pedro de Lerma, resentido por haber sido privado del mando supremo, se aliase con Almagro, que es lo que ocurrió.
     Sigamos a Pedro Pizarro: “Ya dije que Antonio Picado le quitó la gente a Pedro de Lema y se la dio a  Alonso de Alvarado, porque este Picado, siendo su secretario, tenía tanto poder con el Marqués, que no se hacía más que lo que él quería y ordenaba, lo que fue harto mal en esta tierra, como más adelante diré (no resulta creíble que tuviera más poder que Pizarro). Pedro de Lerma venía disconforme en su pecho, sin darlo a entender, por la afrenta que le había hecho Picado de quitarle el cargo de general y dárselo a Alvarado. Traía muchos amigos Pedro de Lerma, y hombres principales, y visto que tenía coyuntura para vengarse de la injuria que le habían hecho, pidió, al parecer, a sus amigos que le escribiesen a Almagro para que atacase sin miedo, que ellos le entregarían presos a Alonso de Alvarado y a su gente. Se dijo también que, después de haber conocido la discordia que había en el campo de Alvarado y el recado de Pedro de Lerma, Almagro determinó ir a Abancay, enviando aviso de su partida a Pedro de Lerma y a sus amigos, y prometiéndoles grandes mercedes. Cuando supieron que Almagro había salido, Pedro de Lerma y sus amigos fingieron estar muy de la parte de Don Francisco Pizarro, procurando que los pusiesen en el lugar más peligroso, el del vado del río, indicándole luego a Almagro que acometiera por aquel lugar porque todo lo encontraría llano”.

     (Imagen) Ya di datos en otra reseña sobre ANTONIO PICADO, un auténtico (y valiosísimo) trepa. Vimos que llegó a Perú con el gran Pedro de Alvarado, y que, en cuanto pudo, se pasó al ejército de Pizarro. Era su complemento ideal, supliendo las carencias culturales y la escasa habilidad diplomática del insuperable conquistador extremeño. Le fue fiel hasta la muerte, víctimas los dos del mismo complot. Vimos también que, antes de que lo ejecutaran, decidió casarse con su amante, Elena Martínez, quien, años después, logró que la justicia oyera sus súplicas, como consta en esta cédula: “Real Cédula del príncipe (Felipe II) a la Audiencia de Lima para que se dé lo que pide a Elena Martínez, madre de dos hijos residentes en el Perú, Antonio y Francisco Picado (hijos de la pareja); al primero le mandó matar Diego de Almagro (el Mozo), y al segundo lo mataron los indios, de los cuales quedaron muchos bienes que reclama como legítima heredera”. En una parte de otro documento (el de la imagen) vemos cómo se inició, en 1530, la ascensión de Antonio Picado: “Don Carlos: Por cuanto  mandamos al Alcalde Mayor de la provincia de Nicaragua que examinara para la merced de escribano e notario público a D. Antonio Picado en la nuestra Corte y en todos nuestros Reinos e Señoríos, y, siendo hábil, os entregasen esta nuestra provisión, por ende, con testimonio de vuestra habilidad, y por hacer bien a Vos, el dicho Antonio Picado, tenemos por bien y es nuestra merced y voluntad que de agora y de aquí adelante, para en toda vuestra vida, seáis nuestro escribano y notario público en la nuestra Corte y en todos nuestros Reinos y Señoríos”.



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