jueves, 22 de noviembre de 2018

(Día 682) Almagro se irrita porque se entera de que Hernando Pizarro habla mal de él diciendo que era un moro castigado por las Inquisición. Sus hombres le aconsejan a Almagro que pida a los del Cabildo del Cuzco que lo acepten como gobernador.


     (272) En el párrafo anterior, llama la atención la honesta objetividad con que Pedro Cieza de León se propone contar solamente lo que le conste como cierto en aquel mar de pasiones que fueron las guerras civiles, en las que, como alguien dijo de cualquier enfrentamiento bélico (y más aún tratándose de ‘hermanos contra hermanos’), la primera víctima fue la verdad.
     Recordemos que nos encontramos en el punto en que Almagro acampa frente al Cuzco con pretensión de apoderarse de la ciudad. Como era tan clara la rivalidad entre los almagristas y pizarristas, ya empieza Cieza a llamarlos ‘chilenos’ y ‘pachacanos’ (o de Pachacama). Esto último, porque el asentamiento principal de los hombres de Francisco Pizarro estaba en Lima (comarca actual de Pachacámac). Tanto Almagro como Hernando Pizarro desconfiaban el uno de otro y fingían correctas maneras, pero se odiaban, aunque Almagro fuera más flexible: “No fiándose Almagro de las buenas palabras de Hernando Pizarro, le mandó recado al capitán Juan de Saavedra con Cristóbal de Sotelo y veinte españoles para que tuviese gran cuidado en el campamento, pues sabía que Hernando Pizarro era hombre doblado y que, por cumplir su deseo, no tendría ningún miramiento”. Al parecer, Hernando Pizarro se enteró de que Almagro enviaba emisarios y tenía intención de apresarlos. Pero los chivatazos eran de ida y vuelta: “Cuando iba a partir Sotelo, llegó un vecino del Cuzco llamado Diego Méndez, hermano del general Rodrigo Orgóñez, avisó de esto y dijo lo que allí pasaba”. No es extraño que un hermano del capitán más importante de Almagro traicionara a Hernando Pizarro.
     Cieza nos da otro detalle de lo mucho que se ‘querían’ Almagro y Hernando Pizarro: “Vasco de Guevara, que era capitán de Almagro, me dijo a mí en esta ciudad de Lima que, este mismo día, estando Don Diego de Almagro diciendo que pensaba darle a Hernando Pizarro unos cincuenta mil pesos por haberle conseguido de Carlos V su gobernación (en realidad hizo lo posible para que el rey se la negara), le dijeron que Hernando Pizarro había dicho en el Cuzco que Almagro era un moro relajado (castigado por la Inquisición), y recibió mucho enojo de ello, y respondió: ‘Miente en eso que dice, y eso merezco yo por haberles quitado yo a él y a sus hermanos las liendres’. Le pregunté a Pedro de Hinojosa si fue cierto lo que dijo Hernando Pizarro, y me dijo que era verdad. Otros dicen que Hernando Pizarro lo dijo muchas veces en España y en las Indias, de manera que, tal y como se iban enconando las cosas, nada le importaría decirlo en el Cuzco”.
     Aunque Cieza solo considera muy verosímil que Hernando Pizarro despreciara tan duramente a Almagro, luego considera ese hecho como el desencadenante de los conflictos posteriores: “Mucho fue el enojo que recibió Don Diego de Almagro al saber que Hernando Pizarro le hubiese tratado tan mal en ausencia suya, y dijo que, si Dios le diese vida, él lograría una satisfacción. Y todos los capitanes y españoles se indignaron grandemente contra Hernando Pizarro. Diego Orgóñez, Gómez de Alvarado y Diego de Alvarado, daban su parecer de que Almagro mandase enviados a los del Cabildo del Cuzco para que le quisiesen reconocer como Gobernador, según ordenaba Su Majestad por sus provisiones”.

     (Imagen) Los orígenes de DIEGO DE ALMAGRO tienen mucha semejanza con los de Francisco Pizarro, además de su común analfabetismo. Los dos nacieron ilegítimos, aunque Pizarro con la ventaja de que su padre, Gonzalo Pizarro, era un famoso capitán en las guerras europeas. Y los dos fueron quienes culminaron la proeza de Perú. La infancia de Almagro estuvo envuelta en la amargura de un triste, y en su caso rebelde, Oliver Twist. Él aseguraba haber nacido en la manchega Almagro. El cronista Pedro Pizarro comentó  que le sobraba energía, a pesar de ser pequeño, que tenía un rostro feo, luego empeorado al quedar tuerto, y que no se le conocían parientes. También había rumores de que descendía de musulmanes condenados por la Inquisición, algo que Hernando Pizarro solía comentar con desprecio. Era hijo ilegítimo de Juan de Montenegro, un copero del Maestre de Calatrava, y de una humilde mujer llamada Elvira Gutiérrez, que se lo entregó a una tal Sancha López de Peral. Su padre tuvo el detalle de recogerlo contando solo con cuatro años de edad, pero falleció sin  haberlo reconocido, haciéndose después cargo de él una mala bestia dura y despótica, su tío materno Hernán Gutiérrez. Diego de Almagro huyó buscando el amparo de su verdadera madre, que, ya casada, lo rechazó. El futuro gran conquistador desahogó su rabia con una vida pendenciera, buscando su redención definitiva en la aventura de las Indias. Allí al menos, aunque murió injusta y trágicamente, alcanzó una gloria excepcional y  demostró su enorme valía.




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