martes, 22 de octubre de 2019

(Día 934) En el campo de Vaca de Castro volvió a haber otro pique entre Holguín y Alonso de Alvarado, que pudo haber acabado muy mal, pero le hicieron entrar en razón a Holguín. Por su parte, Almagro el Mozo tuvo que tranquilizar a los amigos del fallecido García de Alvarado. Los indios mataron a varios soldados de Almagro.


     (524) Algo en el carácter del gran militar Perálvarez Holguín lo convertía en un tipo desquiciante. Y así, hasta al muy sensato Alonso de Alvarado lo hizo perder los nervios. La escena va a parecer un sainete: “Alonso de Alvarado se enojó tanto, que lo desafió por medio de una carta y, al verla Perálvarez, se airó en demasía. Cuando quería salir al desafío, se enteró Vaca de Castro, llamó a Alonso de Alvarado, y le rogó que, pues era el capitán más antiguo y siempre había servido al Rey, no quisiese, por tan livianas cosas y en tiempo tan dificultoso, mostrarse enemigo de Perálvarez. Luego le mandó al secretario Pedro López que le pidiese a Perálvarez la carta del desafío, el cual le respondió que no mirase en aquellas cosas, pues ya la había rasgado. Vaca de Castro (que estaría ya histérico) tornó a mandar a Pedro López, a Lorenzo de Aldana e a Frrancisco Godoy para que les diese la carta, y, hecha pedazos, se la envió a Vaca de Castro. Interviniendo Godoy, Aldana y Garcilaso de la Vega, los hicieron de nuevo amigos y quedaron tan conformes como lo estaban antes”. En resumen: discusiones insensatas por simplezas, con el riesgo de que cualquiera de los dos capitanes, tan importantes para las tropas de Vaca de Castro, hubiese muerto.
     Llegó el momento de que partieran de Jauja Vaca de Castro y los suyos, pero Cieza nos traslada al Cuzco mostrándonos que la traumática muerte de García de Alvarado había creado bastante malestar entre algunos de los hombres de Diego de Almagro el Mozo: “Viendo el descontento que había entre los amigos de García de Alvarado, habló Almagro con Martín Carrillo, Baltasar de Castilla e otros principales (partidarios de Alvarado), diciéndoles que les haría mercedes y que hubo sobrada razón para matar a García de Alvarado. Ellos se mostraron contentos de seguirle. Luego todos acordaron enviar a un tal Aguirre, vizcaíno, con diez de a caballo, para que fuesen hacia Huamanga, y tomasen un indio intérprete, conocedor de aquellas tierras, pues les era muy conveniente tener información. Partieron para cumplir la orden de Don Diego, y, enterados pronto de que Vaca de Castro estaba en Jauja con mayor potencia que Don Diego, les pareció saludable mostrarse de su parte y abandonar a Don Diego”.
     Lo que sigue lo narra Cieza de manera confusa. Viene a decir que Aguirre iba por delante y lo mataron unos indios. Sus diez acompañantes se vieron luego tan acorralados que les fue imposible regresar al Cuzco, de manera que tuvieron que retirarse hacia la ciudad de Huamanga, y allí el capitán pizarrista Diego de Rojas, después de apresarlos, ejecutó a la mayoría de ellos.
     Se entristeció  Diego de Almagro al conocer la noticia, con la sensación de que demasiadas cosas estaban saliendo mal, y hasta tuvo otro problema con dos soldados, uno de ellos el retorcido Martín Carrillo (recordemos que era muy amigo de García de Alvarado, y el otro lo sería también).

     (Imagen) Hablemos de JERÓNIMO DE ALIAGA. Una coma traidora me despista. Leo: “Nacido en Segovia, en 1508 fue a Castilla del Oro”. En realidad, nació el año 1508, y llegó al territorio indiano de Castilla del Oro hacia 1528. Protagonizó una brillantísima hoja de servicios en el campo militar y en cargos administrativos, sobre todo desde el año 1530, en el que se unió a la prometedora locura de Pizarro. Estuvo en el apresamiento de Atahualpa, y allí recibió su parte del asombroso botín. Participó en la fundación de muchas poblaciones, siendo una de ellas la de Lima, ciudad en la que jugó un papel muy relevante en la lucha contra el cerco de los incas. Allí le vemos ahora saliendo a recibir entusiasmado, con otras autoridades, al Gobernador Cristóbal Vaca de Castro. Recordemos también que, poco antes, corrió junto a otros compañeros a evitar el asesinato de Pizarro, pero llegaron tarde. Aunque fueron apresados por los pizarristas, Aliaga consiguió pasarle valiosa información a Vaca de Castro sobre el estado en que se encontraba la ciudad. Ejerció como Teniente de Gobernador de Lima y los brillantes cargos públicos de Escribano Mayor de Perú y Primer Secretario de la Real Audiencia. Su eterna fidelidad a los Pizarro encontró un obstáculo insalvable cuando Gonzalo Pizarro se rebeló contra la Corona: se puso de inmediato a las órdenes del gran Pedro de la Gasca, y vencieron al trágico Gonzalo en la batalla de Jaquijaguana. JERÓNIMO DE ALIAGA regresó a España en 1550. Residió con su segunda mujer en Villapalacios (Albacete), donde murió de enfermedad el año 1569, lo que le impidió realizar su deseo de volver al Perú. En Lima dejó una preciosa casa (la de la foto), que compite en antigüedad con la que vimos del Tesorero Alonso de Riquelme, pero con la ventaja de que ha seguido habitada por los Aliaga ininterrumpidamente desde el año 1536, estando ahora llena de valiosos recuerdos históricos y familiares.



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