lunes, 21 de octubre de 2019

(Día 933) Por orden de Vaca de Castro, Peransúrez requisa mucho oro al almagrista Diego de Santiago. Por seguridad, también se requisan unas naves en el puerto de Lima, quedando bajo el mando de Juan Pérez de Guevara. Holguín tiene otro roce con Alonso de Alvarado.



     (523) Todo fue positivo en la llegada de Vaca de Castro a Lima, pero, a medida que Cieza va escribiendo sobre la marcha nombres de capitanes, resulta fúnebre la lista porque la mayoría de ellos tendrán pronto un triste final, ya sea ajusticiados o muertos en la batalla. Ahora nos cita a alguien al que solo le quedaba un año de vida, como ya expliqué en otra imagen: “También halló en la Ciudad de los Reyes a Gómez de Alvarado (fundador de Huánuco), hermano del Adelantado (y Gobernador de Guatemala) Don Pedro de Alvarado, de lo que se holgó mucho, y al que nombró Capitán de la gente de a caballo, y, de la de a pie, a Juan Vélez de Guevara, natural de Málaga (como funcionario, era también veedor). Por entonces se instalaron Alonso de Alvarado y Perálvarez Holguín con sus topas en Jauja, ordenándole a Diego de Rojas que partiera para Huamanga, donde se juntarían luego todos. Le encargaron también de informarse sobre si Diego de Almagro iba a salir del Cuzco.
     Se prepararon gustosos para salir de Lima con Vaca de Castro y su tropa varios vecinos importantes: “el licenciado Benito Suárez de Carvajal, los capitanes Diego de Agüero y Francisco de Godoy (quien, para variar y como vimos, murió anciano y feliz en su Cáceres natal), el secretario Jerónimo de Aliaga, Montenegro y el Capitán Diego Gavilán, el 'Conquistador', natural de Guadalcanal”. Conquistadores lo eran la inmensa mayoría, pero se supone que le daban ese título por su larga veteranía, que ya conocemos.
     Peransúrez llegó adonde le había mandado Vaca de Castro, la lejana ciudad de San Miguel, y cumplió su objetivo, para desgracia del ‘ricachón’ Diego de Santiago. Lo apresó, y le arrebató, nada menos que, 18.000 pesos de oro (unos setenta kilos), dándole un alegrón a su vuelta a Vaca de Castro porque le sirvieron para repartirlos entre sus soldados. Lo que demuestra que las fuentes de información eran buenas, pues se confirmó la riqueza de Diego de Santiago y su rebelde fidelidad a los almagristas.
     Tuvo Vaca de Castro, antes de marchar, otra previsión: “En el puerto del Callao, de Lima, estaba el galeón grande e otras cuatro naves, y, por no saber el final que la guerra había de tener, Vaca de Castro, pareciéndole conveniente tener la mar segura, y para poder salir por ella si algún aprieto tuviesen, nombró capitán a Juan Pérez de Guevara, que era el que había poblado Moyobamba (vimos que la había fundado en 1540), y él se encargó de las naves e prometió que, con toda lealtad, haría lo que le mandara”.
     Todo ya dispuesto, se puso en marcha Vaca de Castro y se juntó en Jauja con Alvarado y Holguín. Recibieron noticias de que Diego de Almagro seguía en el Cuzco y de que, sin embargo, la mayoría de los vecinos eran partidarios del Rey. Así que, los de Vaca de Castro se prepararon para salir de Jauja. Pero ocurrió entonces algo que pudo terminar muy mal, y,  nuevamente, por una cuestión de piques entre capitanes. Es fácil imaginarse quién fue el provocador, y también que Vaca de Castro se iría indigestando con él. A Perálvarez Holguín, como Maese de Campo, le correspondía enviarle a Alonso de Alvarado algunos indios que necesitaba para llevar las cargas, pero no quiso hacerlo. Se ve que no acababa de asimilar el hecho de no ser el jefe supremo de las tropas. También Alonso de Alvarado debía de estar más que harto de él, porque reaccionó de manera fulminante.

     (Imagen) Se nos están amontonando los protagonistas notables porque Cieza va citando a muchos. Ya conocíamos a todos los que salieron a recibir en Lima a Vaca de Castro, menos a uno: FRANCISCO DE BARRIONUEVO. Era de Soria y uno de los conquistadores más veteranos, habiendo nacido hacia 1490. Cieza lo llama respetuosamente ‘Gobernador’, y no falla, porque lo fue, desde 1533 hasta 1536, de Castilla del Oro, que abarcaba Panamá y algo de Costa Rica. Además, por parte de su madre, tenía el ilustre apellido de Mendoza, siendo tratado siempre con cierta deferencia en las Indias, adonde llegó el año 1508. Hiperactivo y ambicioso, fue hábil en todos los palos, como militar, como empresario y como político. Pronto se hizo muy rico mercadeando con perlas, sal y yuca en la zona caribeña, lo que sería, probablemente, a base de una excesiva explotación de los nativos, sobre todo porque, en aquellos primeros años, su protección legal era muy deficiente. Tras una estancia en España por enfermedad de su mujer, volvió a América y le confiaron la misión de someter al peleón cacique caribeño  Enriquillo, lo que resultó imposible porque fue el único cacique de todas las Indias que obligó al Rey a negociar una paz. Estuvo también de campaña en México y llegó a Perú poco antes de que Pizarro fuera asesinado. Participó en las guerras civiles, y siempre en el bando pizarrista, incluso en rebeldía contra la Corona. Muy hábil tuvo que ser para que, como está probado, se librara de sus graves responsabilidades y viviera todavía el año 1565. Con razón o sin ella, Doña Brianda de Acuña lo incluyó en la lista de demandados por el asesinato de su marido, el Virrey de Perú Blasco Núñez Vela. Hay quien dice que la biografía de FRANCISCO DE BARRIONUEVO DE MENDOZA fue “una de las más apasionantes de la historia de América”.


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