sábado, 1 de octubre de 2016

(Día 405) BERNAL sigue recopilando: contó lo malo de los indios y ahora alaba sus virtudes. Acto seguido, explica el buen funcionamiento social establecido en México. Recalca, con razón, que este orden y su prosperidad eran superiores a lo que hubo después en el convulso Perú. Menciona también la importancia de la devoción a la Virgen de Guadalupe.

(157) –Con qué rapidez, nocturno soñador, fue cambiando México.
     -Además, ungido abad, Bernal habla con admiración (cuando ya estaba terminando su glorioso libro) de las habilidades del pueblo azteca: “Los indios han aprendido muy bien todos los oficios que hay en Castilla, tienen sus tiendas y ganan de comer con ello; los plateros son muy extremados oficiales. Hay muchos talladores y pintores que hacen muy buenos trabajos con figuras de la santa pasión de Nuestro Señor; los de tres indios maestros de ese oficio, que se llaman Andrés de Aquino, Juan de la Cruz y el Crespillo, hasta son mejores que las obras de los más nombrados de nuestros tiempos. Muchos hijos de principales saben leer, escribir y componer libros de canto llano (gregoriano). Hay oficiales  de tejer según se hace en Cuenca y Segovia. Otros son sombrereros y jaboneros. Solo hay dos oficios que no han podido aprender, hacer vidrio y ser boticarios; mas yo los tengo por tan ingeniosos que pienso que lo harán muy bien, porque algunos dellos son cirujanos y herbolarios. Son labradores desde antes que viniésemos a la Nueva España, y agora crían ganado de todas suertes, y han plantado sus tierras de todos los árboles y frutas que hemos traído de España, y venden el fruto. Cada año eligen sus alcaldes, regidores, escribanos, alguaciles y fiscales, y tienen sus casas de cabildo donde se juntan dos días por semana; sentencian y mandan pagar las deudas, y, por algunos delitos, azotan y castigan, y si es por muerte o cosas atroces, remítenlo a los gobernadores; y hacen justicia con tanto primor como nosotros, y desean saber mucho de las leyes del reino. La mayoría de los caciques tienen caballos y son ricos, y les acompañan sus indios e pajes. Algunos tienen hatos de yeguas y mulas, siendo muchos arrieros como se usa en Castilla. Por  no gastar más palabras, diré que todos los oficios hacen muy perfectamente”. Prosiga el abad.
     -Es de suponer, exquisito juglar, que Bernal no miente, pero oculta lo negativo de la vida de los indios. Continúa hablando de los grandes beneficios que los soldados consiguieron para España, y para sí mismos, con “sus ilustres e santas hazañas y conquistas. El oro, plata y otras riquezas que han ido de acá a Castilla para nuestro rey supera todo lo que se ha oído en las escrituras antiguas. Y antepongo la  Nueva España a Perú porque, en las cosas allá acaecidas, siempre los capitanes y gobernadores han tenido guerras civiles, sin el acato obligado a nuestro rey, y en gran disminución de los naturales”. Y luego hace una comparación justa. Aunque sea juez y parte, se entiende que disfrute contrastando lo que pasó en México con  los dramas de Perú. “En esta Nueva España tendremos para siempre jamás el pecho por tierra y pondremos nuestras vidas y haciendas al servicio de Su Majestad (oportuna manifestación ante la fracasada rebeldía del hijo de Cortés, Martín). Miren los curiosos lectores cuántas ciudades y villas están pobladas aquí por españoles, y los diez obispos que hay, más el arzobispado de México, y tres Audiencias Reales. E  miren  las catedrales y los monasterios de fanciscos, dominicos, mercedarios y agustinos, y los hospitales. Y la Santa iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, que está en Tepeyac, donde solía estar asentado el real de Gonzalo de Sandoval (y su amigo Bernal junto a él) cuando ganamos México, y miren los milagros que hace cada día, y démosles muchas gracias a Dios y a su bendita madre Nuestra Señora, que nos dieron gracia e ayuda para que ganásemos estas tierras donde hay tanta cristiandad. Y tengan en cuenta que hay Colegio Universal (universidad) donde se estudia gramática, teología, retórica, filosofía y otras artes. Y hay moldes y maestros de imprimir libros en latín y en romance, e se gradúan licenciados e doctores”. Dejando de lado un juicio moral sobre las causas y los medios utilizados, el balance histórico es transparente: los indios pagaron un altísimo precio, pero la riqueza cultural que recibieron fue enorme.

     Foto: La lámina es muy sugerente. Estamos viendo el santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, situado en el antiguo poblado azteca de Tepeyac. Se entiende bien por qué Cortés le dio a Sandoval la orden de instalar ahí su campamento para asediar Tenochtitlán durante su conquista definitiva. Cuando se pintó el grabado, todavía se podía entrar desde ese lugar directamente a las aguas de la laguna.


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