(5) -Hello, my dear son.
-Wellcome, my dear dad.
-Está bien esta variación lingüística.
Dejaremos el alemán, porque para dominar ese sonido de hormigonera hay que
meterse piedras en la boca. Empecemos tímidamente a comentar tu libro. Has
demostrado que mis antepasados vinieron a Mena desde Carranza, e incluso
tuviste la fortuna de encontrar en el Valle de Ruesga (Cantabria) el solar más
primitivo de nuestra familia. Allí está, en el barrio de Matienzo, la casa.
Tuviste suerte: fue llegar y besar el santo. Otras veces, tus incansables
esfuerzos de investigación resultaron estériles. Así de afortunado y fácil fue tu descubrimiento
de dos documentos que dejaron mi historia familiar al desnudo (destrozaste mi
pudor). Me refiero al de la cesión de bienes que le hice a mi querido hijo Luis
y al del testamento que él otorgó.
-En ellos aparece diáfana vuestra memoria
del carranzano barrio de Matienzo, pero sin la menor alusión a vuestros
orígenes más primitivos, los que se sitúan en el Matienzo cántabro.
-No te lo voy a explicar. Quizá
desconociéramos ese punto de partida. Pero puede haber otra razón: algún
resentimiento entre parientes. Recuerda
lo que te dijo, con mucha sorna, nuestro común amigo, esa entrañable
persona llamada Pepe Bustamante, cuando le comentaste que conocías extensamente
tu genealogía: “En todas las familias ha habido alguna mujer alegre o algún
ahorcado”.
-Y yo le contesté que la mía había sido
intachable.
-Y él te replicó, con chispitas en la
mirada: “Tú, sigue, sigue investigando”. Mañana hablaremos más del Matienzo de
Cantabria y del de Carranza, no sea que la audiencia se nos fatigue hoy (los terrícolas, porque los de
Quántix nos siguen con pasión; por supuesto, ectoplásmica). Ahora quiero que cuelgues una fotografía en la que
está tu querida alumna Natalia con la casa solariega de los Matienzo de Cantabria
al fondo. Y fíjate en el simbolismo: en primer plano, Natalia, linda
descendiente directa de aquellos indígenas a quienes tanto explotamos; y, a su
lado izquierdo, la morada más antigua de la que brotaron las raíces de este
prepotente funcionario (que el Señor me perdone), encargado por el rey de organizar
aquellos viajes amenazadores con el símbolo de la espada, aunque también,
afortunadamente, evangelizadores con el de la cruz. Bye, bye, my dear, and happy dayversary.
-Thanks a lot, my good dad.
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